12 oct 2014

Los muros

Cuando nos hieren construimos muros para protegernos, mientras más alto mejor, con muy pequeñas puertas para vigilar atentamente quién entra y quién no. Nos ponemos la mejor armadura para tener una coraza impenetrable. Nos cuestionamos, si me mintió y traiciono esa persona en  que tanto confiábamos, que estuvo a mi lado por tantos años, ¿quién más puede estar mintiendo? ¿En quién puedo realmente confiar?
Y la fortaleza se va transformando en un páramo desierto en que la propia voz hace eco en las paredes reflejando el silencio y la soledad. Y al tratar de destruir los muros el dolor inunda desgarrando el corazón. Porque los muros son el vendaje a las heridas y el silencio es el reposo que necesita el alma para sanar.
El tiempo como medicina para reconstruir con nuevas herramientas aquello que se rompió hacia un nuevo yo, más fuerte y completo que el anterior.



9 oct 2014

Escribir para no olvidar

Todos tenemos nuestro punto ciego, nuestra piedra en el zapato, esa piedra con la que volvemos a tropezar y que tanto nos cuesta ver. Y cuando creemos que hemos aprendido la lección nos volvemos a caer con una piedra tan parecida a la primera que no podemos creer porque no la vimos. Y es que no tenemos que poner sólo la atención en la piedra, sino en el porqué nos cuesta tanto ver ese tipo de piedra, ese tipo de situación. Y luego de encontrar la respuesta, de encontrar nuestra lección, asegurarnos de recordarla.
Por eso yo escribo. El principal mensaje es para mi misma, para no olvidar, para no tropezar de nuevo con eso que tanto me cuesta ver. Para darle forma consciente a aquello que se esconde y poder decir: no de nuevo, no más. Poder abrir un nuevo capitulo en mi vida y seguir adelante.
No son quejas, no es acumular rencor, miedo o tristeza, sino lecciones de vida. Sí todavía duele es tan sólo porque todavía hay heridas que sanar.


2 oct 2014

Flores de Bach: Scleranthus como Curador

Cuando nos han roto el corazón, sin importar si ha sido nuestra pareja, un amigo, un familiar, tenemos que enfrentarnos después a la difícil duda de volver a confiar o no, si vale la pena conocer a nuevas personas, si vale la pena volver a empezar. Y entre tantas opciones nos podemos congelar sin decidirnos a actuar. Es que la pregunta no es si podemos confiar o no, o si podemos entregar nuestro corazón o no. Es aprender a confiar de nuevo paso a paso, es aprender a entregar el cariño de a poco esperando la respuesta del otro y actuando adecuadamente. Que son las pequeñas decisiones de cada día las que construyen el camino y crean poco a poco una nueva realidad.