20 feb 2015

Solo respira

Cuando se siente que se lleva el peso del mundo sobre los hombros estos se empiezan a encorvar y como que uno se encoge dejando poco espacio a los pulmones y disminuye la capacidad de oxigenación.

Cuando uno se quiere arrancar o esconder del mundo también se duerme de lado o sobre el estómago apretando y cerrando el pecho apretando así también los pulmones.

Durante una depresión es muy difícil darse el ánimo de hacer ejercicio en el que se respira más, se activa el cuerpo y se genera endorfinas. O meditar, que con la postura adecuada, respiración correcta y actitud adecuada se puede recuperar la armonía.

Pero cuando hay una verdadera depresión todo esfuerzo parece gigante, toda acción una lucha y se entra a duras penas en modo de supervivencia. Se siente una constante nube negra de pesadumbre sobre la cabeza y la falta de oxigenación disminuye la capacidad corporal y mental. Es casi como entrar a invernar y no se ve salida ni solución.

La solución, el primer paso es mucho más simple de lo que parece. Sólo respira, no te olvides de respirar. El puro acto de respirar nos reconecta con la vida. Se puede empezar por 2 o 3 veces al día respirar profundo y despacio llenando nuestros pulmones lo más que se pueda, retener 1 a 3 segundos y soltar lentamente, repitiendo esta respiración 3 a 5 veces.

Esto ayuda a oxigenarnos, conectarnos con nuestro cuerpo y alivianar un poco la nube negra. Por ejemplo al despertar antes de levantarnos ayuda a ver el día menos terrible y el cuerpo se siente menos pesado.

También puede pasar que uno se conecte mejor con las propias emociones cuando se ha vivido algo difícil y ayuda a ponerlas en proporción, ya que al evadirlas se pueden sentir como algo gigante que sí las expresamos nos puede destrozar. Con más oxígeno y claridad en nuestra cabeza nos podemos dar cuenta que no es un monstruo y podemos expresarlo de manera sana, sin que nos desgarre y así soltar e ir dejando atrás.
En la medida que nos vamos acordando de respirar profundo podemos ir acompañando de estirar brazos y piernas de manera expansiva, hacia afuera. Cuando se está en depresión es como sí las paredes se cerrasen sobre uno y el estirarse ayuda a cambiar esa percepción hacia un mundo que se expande en la medida que nos sintamos cómodos.

Esto nos puede sacar de a poco de este estado de hibernación, nos reactiva, nos da ánimo y de a poco se puede empezar a hacer ejercicio, meditar y reactivarse en forma general.

Cada vez que decaemos nos tenemos que recordar: ¡No te olvides de respirar!

Imágen por Wojtek Siudmak

9 feb 2015

Los Ciclos en los Procesos de Sanación

Cuando vivimos una experiencia difícil muchas veces seguimos adelante, porque la vida nos obliga a seguir, ya sea por subsistencia, responsabilidades, presiones sociales o simplemente porque ya queremos dejar atrás esa experiencia y las emociones que conlleva. Pero dejarlo atrás y sacarlo de nuestra mente consciente no significa necesariamente que lo hemos resuelto y hemos sanado esas emociones, sino que tan sólo lo hemos archivado en nuestro subconsciente para revisarlo más tarde o incluso postergarlo indefinidamente. El tiempo sigue y nosotros seguimos con nuestras vidas y así también nuestro subconsciente sigue con su propio trabajo, asimilando experiencias diarias, guiando nuestra intuición y revisando nuestros archivos para ver qué temas tenemos pendientes o cuales ya se pueden cerrar. Esto no es al azar, sino que cada cosa tiene su momento y prioridad. ¿Cómo es que el subconsciente escoge los temas a trabajar? Lo hace revisando los siguientes puntos:

- ¿Está afectando la vida actual, haciéndola más difícil?
- ¿Pasó algo que directa o indirectamente recuerda esa situación, como un lugar, una persona, un gesto, etc.?
- ¿Se está cumpliendo algún ciclo desde el evento, como un mes o un año?

Y es así como a veces aparecen emociones que no entendemos de donde salen o reaccionamos de manera inadecuada o desproporcionada a la situación actual. Ahí es donde tenemos que darnos el espacio para reflexionar y preguntarnos ¿Qué tengo que aprender de esto? ¿Qué necesito sanar? Lo más probable es que no encontremos la respuesta inmediatamente, pero dándonos el espacio de introspección y conexión con nosotros mismos podremos avanzar en el proceso de sanación. Puede ser con la ayuda de un terapeuta, meditando, alguna expresión artística como el canto o el dibujo, o de manera más activa como caminando, corriendo, bailando o saliendo y contactándonos con la naturaleza.

Lo importante es darnos de vez en cuando el espacio para sentir aquello que no nos permitimos sentir antes y luego soltarlo. No es aferrarse a ese sentir y estrujarlo tratando de resolver todo de una sola vez, sino darse un espacio sano y luego soltar. Aferrarse a un sentir agota nuestro sistema nervioso y altera nuestra vida y la de quienes nos rodean. Los espacios sanos de sentir es entregarse a ello una o máximo dos horas y luego cambiar de tema realizando otras actividades. Pero también tiene que ser con cierta periodicidad, como una vez a la semana, para que el subconsciente tenga el espacio y momento para expresarse. Por eso por ejemplo las horas a los psicólogos son una vez a la semana.

No es que todos siempre tengamos temas que tratar, pero hay momentos en que hay señales que nos indican que debemos darnos espacios de sanación como el stress, muchos sueños vívidos con alta carga emocional, explosiones de llanto o enojo, ataques de pánico, lagunas mentales, insomnio por pensar mucho y varios otros síntomas que no son más que estos temas acumulados que empiezan a juntar tierra y se ven cada vez más grandes y pesados, pero está en nuestras manos lograr el valor para enfrentar esto que muchas veces se ve más grande de lo que es e ir sacando y limpiando lo que hay dentro de nosotros y tomar ese primer paso hacia nuestro bienestar.